6/10/13

ARQUETIPOS FEMENINOS






Tradicionalmente la mujer atraviesa tres etapas: la mujer joven, la mujer en su plenitud o madura, y la mujer sabia y anciana. Las experiencias psicológicas y físicas  que caracterizan cada etapa forman los arquetipos pertenecientes a cada fase.

Clasificación de arquetipos femeninos, según Jean Shinoda Bolen. 

1- Las diosas Vírgenes: figuras que expresan la necesidad de autonomía en las mujeres y la capacidad que éstas tienen de centrar su conciencia en lo que tiene sentido personalmente para ellas.

2- Las diosas Vulnerables: arquetipos que están orientadas hacia las relaciones, sus identidades y bienestar dependen de tener una relación significativa. Expresan las necesidades de las mujeres de afiliación y vinculación.

3- Las diosas Alquímicas o transformadoras: que  motivan a las mujeres a perseguir intensamente las relaciones más que la permanencia, a valorar el proceso creativo y a estar abiertas a cambiar.

El arquetipo femenino representa siempre una dualidad entre los conceptos de vida y creación, y muerte y destrucción. En las culturas politeístas unas muestran la cara constructiva y otras la destructiva (como Shakti y Kali), pero en otras culturas esa dualidad es representada en una sola figura (como Coatlicue, Ixchel o Ishtar).

En muchas tradiciones patriarcales como la cristiana, la judía, la islámica… los arquetipos femeninos y sus atributos se han reducido mucho, limitándolos básicamente a las figuras de esposa, virgen y madre, masculinizando los aspectos de poder del arquetipo.

Vida: (Gaia, Nüwa , Mithra, Coatlicue, Holda, Shakti…)

En culturas matriarcales (como el shivaismo tántrico) este símil está invertido dotando a lo femenino del carácter solar y atribuyendo el color rojo de la puesta de sol a la menstruación, relacionando lo femenino con la fuerza y la luz.

 

La Madre: (Virgen María, Iemanjá , Demeter, Isis, Cihuacóatl…)

Muchas culturas patriarcales intentan desligar  dos aspectos de la madre/virgen (Virgen María, Coatlicue, Anahita…) la sexualidad…de la maternidad, criminalizan una y santifican la otra.

Veneran a la capacidad creadora de la mujer más allá de su interacción sexual con el hombre, pero por otro lado, es rechazo el carácter sexual femenino e intentan eliminarlo.

 

La Maga/Curandera: (Hécate, Isis, Badajaga, Ishtar, brigid)

Este arquetipo ha sido venerado o demonizado, pasando de chamanes a brujas o de curanderas a hechiceras.  Se corresponde con el poder de sanación y creación, hace referencia a  lo inexplicable, a lo que no se puede alcanzar a través de la razón, a los poderes de la naturaleza y los procesos intuitivos.

El chamanismo, el tantrismo o la mitología celta sigue conservando sus raíces hoy en día; en la mayoría de sociedades este aspecto fue valorado pero controlado, acotado y dominado por los hombres (por ejemplo poniendo interpretes masculinos a estas fuerzas femeninas como ocurría con la pitia griega o los sacerdotes egipcios) y en muchas zonas  fue directamente demonizado y perseguido como ocurrió en toda Europa y Norte América en la inquisición con las “quemas de brujas”.

Pese a los intentos de recuperar esta figura en occidente en corrientes como  la Wicca etc., en Europa y EEUU se han perdido muchas tradiciones y conocimientos de esta rama.

 

La Guerrera /Cazadora: (Diana, Atenea, Sekhmet, Morigan, Tara negra, Anat)

Siempre se ha asociado a las figuras guerreras femeninas con los roles de mujer independiente, por lo general virgen y no interesada en el compromiso y las relaciones, suelen ser figuras solitarias salvo escasas excepciones.

Salvo en culturas como la celta donde las mujeres luchaban junto a los hombres en el campo de batalla, la figura de mujer fuerte y luchadora no ha tenido nunca una aceptación muy correcta, este aspecto femenino se ha visto o menospreciado, llegando incluso a convertirse en una figura exótica considerada como entretenimiento y fantasía sexual (véase el caso de las amazonas), o prohibido y considerado “no propio” de la naturaleza femenina.

Esta desvalorización de la fuerza femenina ha llevado a que todavía hoy las mujeres tengan grandes problemas al expresar su ira, ya que normalmente a una mujer furiosa se la ridiculiza no considerándola como “fuerte” sino como “histérica”.

Se ha disociado la figura de guerrera, de la de esposa, llevando este pensamiento a la conclusión de que las mujeres debemos elegir entre ser amadas y sumisas o ser fuertes pero quedarnos solas.

Este hecho llevó (y todavía lleva en gran parte del mundo) a muchas generaciones de mujeres a tener que debatirse entre sus sueños y el amor, y gran parte de ellas ven su camino doblemente truncado al ser forzadas a casarse, tratadas como mercancía familiar e imposibilitadas para ejercer una profesión.

En la actualidad este arquetipo se va retomando con fuerza y va tomando más forma, pero sigue existiendo mucha problemática entre la masculinización de este rol y la conciliación de este arquetipo con el de esposa o madre.

 

La Destructora/ Devoradora/ Oscura: (Kali, Lilith, Izanami, Coatlicue, Hella)

Según Jung, este aspecto femenino se asocia con “lo secreto, escondido, lo tenebroso, el abismo, el mundo de los muertos, lo que devora, seduce y envenena, lo angustioso e inevitable”.

Las figuras más interesantes de este arquetipo las encontramos en las culturas hinduistas y budistas, estableciendo un aspecto positivo de este rol al considerarlas como destructoras de la ilusión, la confusión. Restablecedoras del orden natural y renovadoras del ciclo vital, una imagen mucho más compensada con su dualidad creadora. En occidente podemos ver esto en las Furias griegas.

 

La Pérfida: (Medusa, las Sirenas, Circe)

Arquetipo destructor pero con seducción, deseo y un aspecto más sexual. Es la perversa femenina que establece su poder en base a atrapar,  poseer a través del deseo y procurar un final terrible al seducido.

Como moraleja en los mitos, casi siempre se la castiga para intentar aplacar este aspecto femenino.

 

La Sabia: (Sarasvati, Atenea, Anumati, Metis)

La figura de la mujer madura y sabia hace referencia a la mujer que transciende a través de su experiencia, llegando a una comprensión profunda de las leyes de la vida y la naturaleza.

Antes del surgimiento de las sociedades patriarcales,  en los matriarcados, la mujer se considera el centro del clan, son veneradas como guías, chamanes y maestras, sin embargo con el patriarcado, la autoridad intelectual de las mujeres se suprimió.

Al eliminar de las sociedades este arquetipo de mujer sabia, las mujeres hemos sido valoradas únicamente por nuestra capacidad reproductiva, causando así el gran pánico a envejecer y ser consideradas como “inservibles” una vez completada nuestra etapa fértil.


 http://www.jeanshinodabolen.com

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