Tradicionalmente la mujer
atraviesa tres etapas: la mujer joven, la mujer en su plenitud o madura, y la
mujer sabia y anciana. Las experiencias psicológicas y físicas que
caracterizan cada etapa forman los arquetipos pertenecientes a cada fase.
Clasificación de arquetipos
femeninos, según Jean Shinoda Bolen.
1- Las diosas Vírgenes: figuras que expresan la necesidad de autonomía en las mujeres y la capacidad que éstas tienen de centrar su conciencia en lo que tiene sentido personalmente para ellas.
2- Las diosas Vulnerables: arquetipos que están orientadas hacia las relaciones, sus identidades y bienestar dependen de tener una relación significativa. Expresan las necesidades de las mujeres de afiliación y vinculación.
3- Las diosas Alquímicas o transformadoras: que motivan a las mujeres a perseguir intensamente las relaciones más que la permanencia, a valorar el proceso creativo y a estar abiertas a cambiar.
El arquetipo femenino
representa siempre una dualidad entre los conceptos de vida y creación, y
muerte y destrucción. En las culturas politeístas unas muestran la cara
constructiva y otras la destructiva (como Shakti y Kali), pero en otras culturas
esa dualidad es representada en una sola figura (como Coatlicue, Ixchel o
Ishtar).
En muchas tradiciones
patriarcales como la cristiana, la judía, la islámica… los arquetipos femeninos
y sus atributos se han reducido mucho, limitándolos básicamente a las figuras
de esposa, virgen y madre, masculinizando los aspectos de poder del arquetipo.
Vida: (Gaia, Nüwa , Mithra, Coatlicue, Holda, Shakti…)
En culturas matriarcales (como el shivaismo tántrico) este símil está invertido dotando a lo femenino del carácter solar y atribuyendo el color rojo de la puesta de sol a la menstruación, relacionando lo femenino con la fuerza y la luz.
La Madre: (Virgen María, Iemanjá , Demeter, Isis, Cihuacóatl…)
Muchas culturas patriarcales intentan desligar dos aspectos de la madre/virgen (Virgen María, Coatlicue, Anahita…) la sexualidad…de la maternidad, criminalizan una y santifican la otra.
Veneran a la capacidad creadora de la mujer más allá de su interacción sexual con el hombre, pero por otro lado, es rechazo el carácter sexual femenino e intentan eliminarlo.
La Maga/Curandera: (Hécate, Isis, Badajaga, Ishtar, brigid)
Este arquetipo ha sido venerado o demonizado, pasando de chamanes a brujas o de curanderas a hechiceras. Se corresponde con el poder de sanación y creación, hace referencia a lo inexplicable, a lo que no se puede alcanzar a través de la razón, a los poderes de la naturaleza y los procesos intuitivos.
El chamanismo, el tantrismo o la mitología celta sigue conservando sus raíces hoy en día; en la mayoría de sociedades este aspecto fue valorado pero controlado, acotado y dominado por los hombres (por ejemplo poniendo interpretes masculinos a estas fuerzas femeninas como ocurría con la pitia griega o los sacerdotes egipcios) y en muchas zonas fue directamente demonizado y perseguido como ocurrió en toda Europa y Norte América en la inquisición con las “quemas de brujas”.
Pese a los intentos de recuperar esta figura en occidente en corrientes como la Wicca etc., en Europa y EEUU se han perdido muchas tradiciones y conocimientos de esta rama.
La Guerrera /Cazadora: (Diana, Atenea, Sekhmet, Morigan, Tara negra, Anat)
Siempre se ha asociado a las figuras guerreras femeninas con los roles de mujer independiente, por lo general virgen y no interesada en el compromiso y las relaciones, suelen ser figuras solitarias salvo escasas excepciones.
Salvo en culturas como la celta donde las mujeres luchaban junto a los hombres en el campo de batalla, la figura de mujer fuerte y luchadora no ha tenido nunca una aceptación muy correcta, este aspecto femenino se ha visto o menospreciado, llegando incluso a convertirse en una figura exótica considerada como entretenimiento y fantasía sexual (véase el caso de las amazonas), o prohibido y considerado “no propio” de la naturaleza femenina.
Esta desvalorización de la fuerza femenina ha llevado a que todavía hoy las mujeres tengan grandes problemas al expresar su ira, ya que normalmente a una mujer furiosa se la ridiculiza no considerándola como “fuerte” sino como “histérica”.
Se ha disociado la figura de guerrera, de la de esposa, llevando este pensamiento a la conclusión de que las mujeres debemos elegir entre ser amadas y sumisas o ser fuertes pero quedarnos solas.
Este hecho llevó (y todavía lleva en gran parte del mundo) a muchas generaciones de mujeres a tener que debatirse entre sus sueños y el amor, y gran parte de ellas ven su camino doblemente truncado al ser forzadas a casarse, tratadas como mercancía familiar e imposibilitadas para ejercer una profesión.
En la actualidad este arquetipo se va retomando con fuerza y va tomando más forma, pero sigue existiendo mucha problemática entre la masculinización de este rol y la conciliación de este arquetipo con el de esposa o madre.
La Destructora/ Devoradora/ Oscura: (Kali, Lilith, Izanami, Coatlicue, Hella)
Según Jung, este aspecto femenino se asocia con “lo secreto, escondido, lo tenebroso, el abismo, el mundo de los muertos, lo que devora, seduce y envenena, lo angustioso e inevitable”.
Las figuras más interesantes de este arquetipo las encontramos en las culturas hinduistas y budistas, estableciendo un aspecto positivo de este rol al considerarlas como destructoras de la ilusión, la confusión. Restablecedoras del orden natural y renovadoras del ciclo vital, una imagen mucho más compensada con su dualidad creadora. En occidente podemos ver esto en las Furias griegas.
La Pérfida: (Medusa, las Sirenas, Circe)
Arquetipo destructor pero con seducción, deseo y un aspecto más sexual. Es la perversa femenina que establece su poder en base a atrapar, poseer a través del deseo y procurar un final terrible al seducido.
Como moraleja en los mitos, casi siempre se la castiga para intentar aplacar este aspecto femenino.
La Sabia: (Sarasvati, Atenea, Anumati, Metis)
La figura de la mujer madura y sabia hace referencia a la mujer que
transciende a través de su experiencia, llegando a una comprensión profunda de
las leyes de la vida y la naturaleza.
Al eliminar de las sociedades este arquetipo de mujer sabia, las mujeres hemos sido valoradas únicamente por nuestra capacidad reproductiva, causando así el gran pánico a envejecer y ser consideradas como “inservibles” una vez completada nuestra etapa fértil.
http://www.jeanshinodabolen.com
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