Vivimos en un mundo de símbolos, la mayoría de los cuales no son
comprendidos o son considerados como algo tan natural, que pasamos por alto su
verdadera significación.
Los símbolos encierran un significado arquetípico interior que conduce a
realidades de orden superior. Un tesoro que viene del pasado y
encierra un significado para el presente.
La vida está llena de todo menos de significado, y a medida que aumenta la
prosperidad material, disminuye la serenidad, la paz interior y la felicidad,
que son reemplazadas por el miedo, la violencia, la incertidumbre y el derrumbe
de los valores.
El hombre necesita encontrar su identidad, dar respuesta a la pregunta
"¿Quién soy?", descubrir el significa do del individuo en el universo
y trascender lo material para llegar a lo espiritual.
La comprensión de nuestros símbolos nos ayudan a comprender a nuestro ser y
muchas de nuestras acciones y reacciones instintivas, profundamente arraigadas.
Los símbolos, como dice Mircea Eliade, contribuyen a identificar al hombre con
los ritmos de la naturaleza, integrándolo en una unidad más grande, la sociedad
y el universo.
Los símbolos y los arquetipos, en realidad no son idénticos.
El arquetipo, "arque" (origen, principio) y "tipo"
(copia, modelo o forma generalmente abstracta), solo se manifiesta en una forma
concreta por medio de símbolos (la Idea platónica), bajo una imagen que puede
ser claramente reconocida o que reviste diferentes formas o atributos.
Como el símbolo deriva del arquetipo, debe conducir nuevamente a éste, y
fusionar la mente finita con lo infinito.
El Simbolismo (J. C. COOPER)
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