En
varios mitos griegos, doncellas o ninfas perseguidas por dioses pidieron protección
a otras deidades y fueron transformadas en árboles. Dafne escapó de Apolo de
esta manera; fue transformada en laurel, que Apolo adoptó entonces como su
símbolo.
Otras
ninfas del bosque en los mitos griegos y romanos fueron:
-Leuke
o Leuce, el álamo blanco, amada de Hades.
-Filira,
el tilo, quien dio a luz a Centauro y deseó cambiar su forma humana por
cualquier otra.
-Pitis,
una ninfa casta perseguida por el dios de los bosques Pan, convertida en abeto
o pino negro.
La
historia de Baucis y Filemón es otro interesante mito de transformación
arbórea. Este pobre matrimonio fueron las únicas personas de su aldea que
ofrecieron hospitalidad a dos dioses que visitaban la tierra, disfrazados de
mendigos; en recompensa, no solo fueron colmados de riquezas, sino que se les
dio nueva vida, juntos como una encina y un tilo crecidos de una misma raíz.
En
la mitología del antiguo Egipto, los dioses tenían su asiento en un sicomoro, Ficus sycomorus, considerado
también como una manifestación de las
diosas Nut, Isis y especialmente Hathor,
la «Dama del Sicomoro». Según el Libro Egipcio de los Muertos, sicomoros
gemelos flanqueaban la puerta oriental del cielo del que el dios sol, Ra, salía
cada mañana.
El
Árbol de la Vida de la Cábala (doctrina esotérica medieval del misticismo judío)
tenía diez ramas, los Sefirot, que representaban los diez atributos o
emanaciones por medio de las cuales lo infinito y lo divino entraría en
relación con lo finito. Los cabalistas medievales representaban la creación
como un árbol con sus raíces en la realidad del espíritu (el firmamento) y sus
ramas sobre la tierra (realidad material).
Los
pueblos antiguos, en particular hindúes y escandinavos, imaginaban el mundo
como un árbol divino nacido de una sola semilla sembrada en el espacio; a veces
estaba invertido (Hall, 1999).
La
imagen del árbol invertido se ve también en las posturas invertidas en el yoga,
en las que los pies se conciben como receptáculos de la luz solar y de otras
energías «celestiales» que han de ser transformadas como el árbol transforma la
luz en otras energías mediante la fotosíntesis (de Souzenelle, 1991).
Había
un árbol del mundo en el Jardín de Edén del libro del Génesis, y esta tradición
es común al judaísmo, al cristianismo y al islamismo.
Mitos
del árbol cósmico son conocidos en los folclores haitiano, finlandés, lituano, húngaro,
indio, chino, japonés, siberiano y chamánico del norte de Asia.
En
la mitología nórdica, Yggdrasil («El Caballo del Terrible»), llamado también el
Árbol del Mundo, era el fresno gigante que unía y daba cobijo a todos los mundos.
-Bajo
sus tres raíces estaban los reinos de Asgard, Jotunheim y Niflheim.
-En
su base había tres pozos: El Pozo de la Sabiduría (Mímisbrunnr), guardado pormimir. El Pozo del Destino (Urdarbrunnr), guardado por las Nornas.El Hvergelmir (Olla Rugiente), fuente de muchos ríos.
Cuatro
ciervos, representaban los cuatro
vientos, corrían por las ramas del árbol y comían los brotes tiernos. Otros
habitantes del árbol eran la ardilla Ratatosk («dientes veloces»), notoria cotilla,
y Vidofnir («serpiente del árbol»), el gallo dorado encaramado en la rama más
alta. Las raíces eran roídas por Nidhogg y otras serpientes. Según la leyenda, el día de Ragnarok, el
gigante de fuego Surt incendiaría el árbol.
Otros
nombres de Yggdrasil son Bosque de Hoddmimir, Laerad y Caballo de Odin Los
mitos nórdicos cuentan que el dios Odin fue sacrificado, murió y fue colgado de
un Yggdrasil. Fue regenerado y volvió a la vida ciego, pero dotado por los
dioses del don de la visión divina.
En
la Ilíada, el
poema épico de Homero que narra la probable guerra del siglo XII o XIII a.C.
entre la ciudad de Troya y los atacantes griegos, la palabra griega que significa
«fresno» y «lanza» es la misma.
El ecuador de la Vía Láctea y la eclíptica son lineas imaginarias y
se cruzan justo es en el interior del Utero Cósmico Xibabá Be, identificado
como el “árbol sagrado del mundo” o “árbol cósmico” de los mayas,
representada como una cruz.
Según la Mitología Maya, la Vía Láctea o “Árbol Cósmico” fue erguido
cuando la Constelación de Sagitario y la “Gran Grieta” estaba muy alta en el
horizonte”. Sobre el “Árbol Cósmico” el Maya puso a la Deidad Pájaro-Quetzal:
simboliza el Sol y la tierra en su conjunción del Solsticio de Invierno.
Ahondando
en el reino de los símbolos podemos muchas veces explicarnos los vínculos entre
los antiguos sistemas de valores y las prácticas modernas.
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